Las obras anti-maniqueas de San Agustín

Las otras obras controvertidas se dirigen contra las herejías particulares del maniqueísmo, el donaísmo, el arrianismo, el pelagianismo y el semipelagianismo. Agustín, con toda la firmeza de sus convicciones, se libró de la antipatía personal, y usó la pluma de la controversia en el genuino espíritu cristiano, fortiter in re, suaviter in modo. Entendió el ἀληϑεύειν ἐν ὰγάπῃ de Pablo, y forma en este sentido un agradable contraste con Jerónimo, que por naturaleza no tenía un temperamento más ardiente que el suyo, pero era menos capaz de controlarlo. "Que ardan en odio contra vosotros, que no sabéis cuánto cuesta encontrar la verdad, cuán difícil es protegerse del error; pero yo, que después de tan grande y larga vacilación llegué a conocer la verdad, debo soportarme ante vosotros con la misma paciencia que mis compañeros creyentes me mostraron cuando vagaba en una ciega locura de opiniones".

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Las obras anti-maniqueas

1. Las obras anti-maniqueas datan en su mayoría de su vida anterior, y en el tiempo y en la materia siguen inmediatamente a sus escritos filosóficos.1 En ellos encontró después la mayor parte para retractarse, porque abogaba por la libertad de la voluntad contra el fatalismo maniqueísta. Los más importantes son: De moribus ecclesiæ catholicæ, et de moribus Manichæorum, dos libros (escritos durante su segunda residencia en Roma, 388); De vera religione (390); Unde malum, et de libero arbitrio, generalmente simplemente De libero arbitrio, en tres libros, contra la doctrina maniqueísta del mal como sustancia, y como tener su asiento en la materia en lugar del libre albedrío (iniciado en 388, terminado en 395); De Genesi contra Manichæos, una defensa de la doctrina bíblica de la creación (389); De duabus animabus, contra el dualismo psicológico de los Manichæans (392); Disputatio contra Fortunatum (una refutación triunfal de este sacerdote maniqueísta de Hipona en agosto de 392); Contra Epistolam Manichæi quam vocant fundamenti (397); Contra Faustum Manichæum, en treinta y tres libros (400-404); De natura boni (404), &c.

Antiguo y del Nuevo Testamento

Estas obras tratan del origen del mal, del libre albedrío, de la armonía del Antiguo y del Nuevo Testamento, de la revelación y de la naturaleza, de la creación de la nada, en oposición al dualismo y al hilozoísmo, de la supremacía de la fe sobre el conocimiento, de la autoridad de las Escrituras y de la Iglesia, de la verdadera y de la falsa ascética, y de otros puntos controvertidos, y son la fuente principal de nuestro conocimiento del gnosticismo maniqueísta y de los argumentos contra él.
Habiendo pertenecido él mismo durante nueve años a esta secta, Agustín era el más indicado para la tarea de refutarla, ya que Pablo estaba peculiarmente preparado para la confutación del judaísmo farisaico. Su doctrina sobre la naturaleza del mal es particularmente valiosa. Ha demostrado triunfalmente para siempre, que el mal no es algo corpóreo, ni de ninguna manera sustancial, sino un producto del libre albedrío de la criatura, una perversión de la sustancia en sí misma buena, una corrupción de la naturaleza creada por Dios.

Priscilianistas

2. Contra los Priscilianistas, secta que en España se basa en los principios maniqueos, se dirigen el libro Ad Paulum Orosium contra Priscilianistas et Origenistas (411)2 ; el libro Contra mendacium, dirigido a Consentius (420); y en parte la 190ª Epístola (alias Ep. 157), al obispo Optato, sobre el origen del alma (418), y otras dos cartas, en las que refuta las opiniones erróneas sobre la naturaleza del alma, la limitación de las penas futuras y la licitud de los fraudes para supuestos fines buenos.